Resolviendo el famoso cubo de Rubik

Hace muchos años, cuando era niño, fuimos a recoger a mi abuelita (q.e.p.d) al aeropuerto de Guadalajara. Regresaba de un largo viaje a Estados Unidos y teníamos mucho tiempo sin verla, así que el encuentro fue muy emotivo. De regalo me dio un pequeño cubo de Rubik.

Lo dejé en una mesa del hotel, en mi mente infantil creí que íbamos a regresar, no que ya nos retirábamos para no volver. Y ese fue mi primer y fugaz contacto con el cubo.

No pasó mucho tiempo para que fuera el juguete más popular en mi escuela primaria. Empecé a ver cubos en todas partes y yo recordaba aquel que dejé olvidado. Intenté armarlo varias veces, pero al no tener uno propio no podía practicar lo suficiente además de que carecía de un método para resolverlo.

Veía acaloradas discusiones de mis compañeros sobre los movimientos que se tenían que hacer y como se repetían una y otra vez los movimientos, pero ahora que lo pienso, no recuerdo ninguno que lo haya resuelto. Claro que no falta el desesperado que arrancaba las calcomanías y las volvía a colocar en orden, o aquel que desarmaba el cubo para volverlo a armar, pero eso deja evidencias y las trampas eran más que evidentes.

Han pasado más de 30 años y al fin puedo decir que lo he logrado. Al fin pude resolver el cubo de Rubik, aunque aún tengo la sensación de haberlo logrado como el burro que tocó la flauta, aunque eso es lo de menos estaba resuelto.

El cubo de rubik solucionado
Y después de todos estos años ¡Al fin!

Pero mi inquietud no termina ahí, ahora tengo que razonar y memorizar los movimientos. Con soltura armo un nivel y estoy practicando el segundo, si me equivoco, vuelvo a empezar, de esa manera repaso constantemente los pasos iniciales y mejoro mi tiempo.

Con el cubo pasa algo curioso, pueden pasar dos cosas, que no te importe encontrar una solución o que te obsesiones con encontrarla. Cuando niño no me importaba mucho solucionarlo y como muchos opté por la ruta del mínimo esfuerzo. Pero la mente es caprichosa, nuevamente apareció el cubo en mi vida y en honor a aquel regalo que me dió alguien que aprecio profundamente me he empeñado en solucionarlo. Espero que algún día pueda llegar con mi abuelita y decirle ¿Se acuerda de aquel cubo que me regaló? 🙂

La anécdota.

Esta anécdota viene a complementar este artículo. Pues he estado practicando, repasando el último nivel que para mi gusto es el más complicado. Un error y es volver a empezar. Una semana invertí en aprenderme los últimos movimientos y aunque todavía batallo un poco puedo decir que finalmente puedo armar el cubo de rubik sin ayuda.

Le quería presumir mi nueva habilidad a mis sobrinos, en el camión logré armarlo un par de veces, así que estaba muy confiado de poder resolverlo en su presencia.

Les dije a mi sobrino -¡Revuelvelo!, mientras lo hacía fui a lavarme las manos para comer. Después de la comida me di a la tarea de armar el cubo. Un intento y nada… otro y nada… uno más y la cosa mejoró un poco, solo una pieza estaba fuera de lugar.

Lo dejé un rato, vimos la tv, pero no podía dejar de pensar en el bendito cubo. Abrí mi celular, consulté nuevamente la guía. A lo mejor estaba haciendo algo mal y no me había dado cuenta, pero no, ese no era el caso.

Un intento más … luego mis sobrinos soltaron una pista, al parecer cuando les pedí que revolvieran el cubo lo hicieron con demasiado entusiasmo y una de las piezas salió volando. La pusieron de vuelta en su lugar rápidamente para evitar un regaño y los dos pusieron una carita de «tu no has visto nada».

Y eso fue una revelación, pusieron la pieza en su lugar, pero mal orientada. Ahora la pregunta es ¿Cuál pieza?.

Resolví el cubo lo mejor que pude y deduje la pieza mal colocada, la saqué, la invertí y la volví a colocar. Después de eso pude armar el cubo sin problemas. ¡Ahhh que niños tan traviesos!.

Todo lo contrario.

Mi sobrina me hizo una pregunta que considero muy interesante. Ella me preguntó si había un cubo que no tuviera colores que se tocaran en todas sus caras. De alguna forma dedujo lo totalmente opuesto a un cubo armado de forma tradicional. Aunque pensándolo bien, creo que parte del problema es plantearlo correctamente.

Por el número posible de combinaciones posibles del cubo me aventuré a decir que si …

Pero hasta que no encontrara una forma de demostrarlo quedaría en el Teorema de Paola sobre un cubo de Rubik peculiarmente desordenado.

Encontré una variante del cubo llamado Mefferts Mole Cube que tiene 9 colores distintos y la misión es conseguir que no haya colores repetidos en una misma cara.

Para los flojos.

¿Tiene problemas para resolver el cubo? ¿No quiere aprender técnicas complicadas? ¿Ya le quitó las calcomanías y ni así lo resuelve? No sufra más amigo, amiga… Les traigo una fenomenal noticia.

Si no quiere batallar y quiere conservar ese bonito cubo armado en la vitrina de su sala (para no volverlo a tocar en su cochina vida). Entonces le sugiero que visite el Solucionador del cubo de Rubik.

El solucionador automático del cubo de rubik
Para los millenials.

Lo único que hay que hacer es «colorear» el cubo tal y como el que usted tiene y pedir que se lo resuelva. El programa le dirá paso por paso, giro por giro lo que tiene que ser para obtener un cubo de rubik perfectamente resuelto.

P.D. Para los que no son flojos y realmente quieren resolverlo les recomiendo la página TheCube.guru es la que más me gustó y explica muy bien con imágenes y videos cada uno de los pasos de la solución.

4 comentarios en «Resolviendo el famoso cubo de Rubik»

    • Wooow, al contrario, Gracias a ti Diego,

      Mira que vi muchos videos y guías, pero el tuyo es el único que lo explica claramente, todavía me falta por armar el último nivel, pero el primero y el segundo ya los armo con soltura y en buen tiempo.

      Saludos !!! 🙂

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    • Segun el método que vi, se van formando por niveles, claro que se va complicando todo mientras avanzas 🙂 El primer nivel ya lo resuelvo en poco tiempo.

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